Sesión 52-B: Desfase
En medio de la vorágine de estos días, descubrí que postié la Sesión 53 sin publicar la 52. Irrelevante, dirán ustedes, pero como quiero ser ordenado con esto, les mostraré en que iba el borador de la misma:
"Fui a dejar un certificado. Me lo rechazaron por hacer algo que ellos mismos me enseñan.
Culiaos ilegales, chúpenlo."
Ja,ja,ja... estaba muy picado ese día, ahora me da risa. En otra ocasión les contaré esa anécdota porque aun no me da el ánimo del todo. Les daré una Sesión 52 diferente, mas pa que la piensen:
He tenido que viajar mucho de mi casa al centro y a la U, y paso todos los días por Pajaritos. Ahora está llena de paneles verdes que indican que, algún dia cercano, llegará el Metro a las cercanías de mi casa. El tema es que hoy descubrí con horror que gran parte de los árboles grandotes e históricos del bandejón central han sido talados con el triste fin de poder levantar los pilotes de lo que será el trayecto por superficie de la línea, y que no puedo sino asimilar con el Monorriel de Springfield.
Para ustedes puede que no pase de ser un accidente de la causa, otro de tantos que cometemos en nombre del progreso y nuestro apuro enfermizo, pero para uno que ha vivido toda la vida en Maipú, Pajaritos y sus árboles son un símbolo, un recuerdo de nuestro antiguo provincianismo y del deseo permanente de estar en equilibrio con el verde. Con las ganas de caminar en un parque, de sentir la lluvia escurrirse entre las hojas y sentir una sombra rica en el verano bajo la cual refrescarse. Nada de eso quedará cuando se terminen las obras, y a cambio recibiremos transporte para miles, la sombra de pilares de cemento y rejas de metal, un poco mas ruido en nuestro saturado día a día y tristeza de perder el poco de aire limpio que por años (siglos?) nos dieron los árboles.
Se que el Metro es necesario, y mucho. Se también que el tren en superficie será una decision que se agradezca cuando esté activo y las miles de personas apretadas agradezcan la circulación de aire en lugar del olor viciado a rodilla ajena que desprende el tránsito por los túneles. Incluso recuerdo haber visto un grupo de protesta que pedía la construcción subterránea del tren, el cual obviamente falló. Es solo que fui de los últimos en ver y recordar a Pajaritos cuando era una calle hermosa, un túnel de árboles donde no veías el sol en primavera y que te hacía soñar con tranquilidad, y cada nuevo arreglo convierte esa visión en un sueño eterno, triste, que desearía poder haber conservado para que alguien mas lo viera. Tal vez mis hijos en el futuro.
Solo pregunto: ¿Vale esa pequeña cuota extra de comodidad (para la empresa y nosotros pasajeros) el renunciar asi como asi a una parte de nuestra identidad?
Humildemente, creo que cometimos el pecado de callar.
Handley
"Fui a dejar un certificado. Me lo rechazaron por hacer algo que ellos mismos me enseñan.
Culiaos ilegales, chúpenlo."
Ja,ja,ja... estaba muy picado ese día, ahora me da risa. En otra ocasión les contaré esa anécdota porque aun no me da el ánimo del todo. Les daré una Sesión 52 diferente, mas pa que la piensen:
He tenido que viajar mucho de mi casa al centro y a la U, y paso todos los días por Pajaritos. Ahora está llena de paneles verdes que indican que, algún dia cercano, llegará el Metro a las cercanías de mi casa. El tema es que hoy descubrí con horror que gran parte de los árboles grandotes e históricos del bandejón central han sido talados con el triste fin de poder levantar los pilotes de lo que será el trayecto por superficie de la línea, y que no puedo sino asimilar con el Monorriel de Springfield.
Para ustedes puede que no pase de ser un accidente de la causa, otro de tantos que cometemos en nombre del progreso y nuestro apuro enfermizo, pero para uno que ha vivido toda la vida en Maipú, Pajaritos y sus árboles son un símbolo, un recuerdo de nuestro antiguo provincianismo y del deseo permanente de estar en equilibrio con el verde. Con las ganas de caminar en un parque, de sentir la lluvia escurrirse entre las hojas y sentir una sombra rica en el verano bajo la cual refrescarse. Nada de eso quedará cuando se terminen las obras, y a cambio recibiremos transporte para miles, la sombra de pilares de cemento y rejas de metal, un poco mas ruido en nuestro saturado día a día y tristeza de perder el poco de aire limpio que por años (siglos?) nos dieron los árboles.
Se que el Metro es necesario, y mucho. Se también que el tren en superficie será una decision que se agradezca cuando esté activo y las miles de personas apretadas agradezcan la circulación de aire en lugar del olor viciado a rodilla ajena que desprende el tránsito por los túneles. Incluso recuerdo haber visto un grupo de protesta que pedía la construcción subterránea del tren, el cual obviamente falló. Es solo que fui de los últimos en ver y recordar a Pajaritos cuando era una calle hermosa, un túnel de árboles donde no veías el sol en primavera y que te hacía soñar con tranquilidad, y cada nuevo arreglo convierte esa visión en un sueño eterno, triste, que desearía poder haber conservado para que alguien mas lo viera. Tal vez mis hijos en el futuro.
Solo pregunto: ¿Vale esa pequeña cuota extra de comodidad (para la empresa y nosotros pasajeros) el renunciar asi como asi a una parte de nuestra identidad?
Humildemente, creo que cometimos el pecado de callar.
Handley
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